Toda la gama de rojos y amarillos. Caen las hojas con fuerza por el efecto de la lluvia o caen muy despacio, sin prisas. Los árboles se desprenden de su vestuario, para llegar con mayores brios en la Primavera. Buenos paseos al amparo de árboles majestuosos. Tiempo de poda para engalanarlos aún más y desechar las ramas enfermas, las que han crecido demasíado y quitan fuerza al árbol.Caminos empapados en lluvia y hojas, que luego se van limpiando lentamente o la tierra las absorbe delicadamente so pena de escurrirte. Los árboles de hoja perenne no tienen variación, a ellos les da igual las estaciones, por eso son tan monótonos. Me gustan menos.
Un lugar privilegiado para perderse es el Hayedo de Montejo, con sus hayas gigantes, su arroyuelo, su limpidez extrema.Calma y misterio unidos. Los rayos de sol se filtran por los árboles, envolviéndoles, abrazándoles. Un madrileño no debe perderse esta oportunidad de visitarle. Es algo sorprendente.
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