Ya he vuelto de mi monasterio de Tulebras. En todos loa años que he ido nunca había sentido esta sensación. Por primera vez voy con toda mi familia: madre, hijas , nieta, y sobrina. Las monjas me decian que no cabia en mi vestido de la felicidad que rezumaba y no era para menos , por primera vez podiamos hablar todos y expresar nuestro sentimientos ante mi amiga que es una persona excepcional que pudo conseguir , por ejemplo, que asistieran todos a misa, cuando no van nunca . Tambien pude ir a Laudes y estar dentro con las monjas, asistir a la Eucaristia y comulgar bajo las especies de pan y vino y todo ello , como ya expliqué , en el marco incomparable del Moncayo y sus alrededores. Fuimos a ver Tudela, Tarazona, Cascante, Barillas; comprar en el mercado de abastos de Tudela, los ricos espárragos de denominación de origen, las famosas alcachofas, los cogollos , las legumbres, y dentro del monasterio, la jalea real, las famosas pastas hechas por ellas, la miel y cremas derivadas de la misma.
En definitiva, ha sido un fin de semana para no olvidar, amén de todo lo que nos dijo mi amiga , que nos hizo llorar, recordando a mi hermana, y otras más cosas que guardo en mi corazón y espero no olvidar , pues me sirven como modelo de vida.
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