miércoles, 14 de enero de 2009

Tu vida es luz

Esta frase se encuentra en el epitafio de la tumba de mi padre. Hoy hace veinticuatro años que nos dejó. Su alma estará en compañia del Padre , del Hijo, y del Espiritu Santo, amén de la Virgen y de toda la cohorte de ángeles y de Santos. Esa noche caía un manto blanco de nieve fuera del tanatorio donde se encontraba. Era una noche plácida, serena. Había muerto a las dos y media de latarde. Nos encontrábamos en la cafeteria comiendo. Nos turnábamos mi hermana y yo para ir a visitarle. Ese día me tocaba a mí. Cuando estábamos esperando a que nos llamaran , notamos un trasiego nervioso de médicos y enfermeras. No nos podíamos imaginar que estaban atendiendo a mi padre, que se les iba de las manos como así sucedió. Después nos fuimos a comer y nos avisaron para que fueramos a hablar con el médico. Nos lo dijo de una forma que mi madre no se enteraba. Al final tuve que decirselo yo de una forma tan bruta que aún me arrepiento. Que papá se ha muerto. Los gritos que daba se oían lejos del espacio en el que estábamos. En ese momento se presentó su amigo íntimo que no sabía de su fallecimiento, solo venía a verle. Se lanzó mi madre a él y ya se imagino lo peor. Yo me encargué de llamar a la gente, pues en ese momento solo estábamos mi madre y yo y ese amigo. Cuando le trasladaron al tanatorio del hospital 12 de Octubre , que es donde se encontraba, empezaron a llegar todos los demás, familiares, mi hermana , por supuesto que se arrinconó con mi madre y no se movió. Yo sin embargo estuve muy activa. Me encargué de todo el papeleo y encargo de todo para su enterramiento. Recibía a todos. Incluso vinieron mis compañeros del colegio con un alumno en representación y le invité a que pasara donde mi padre. Donde tendría la cabeza, menos mal que los compañeros le echaron un capote y me dijeron que no sería conveniente. Yo le veía tan natural a mi padre que creía que todo el mundo lo vería igual. A todo esto no he explicado que le dió un infarto en el pueblo justo en la comida de entrega de llaves del chalet del pueblo. Le llevaron mi hermana y Luis al hospital. Esto sucedió un domingo y él se murió el martes , pues le repitió. Yo estaba nerviosa. Iba a ver a mi padre, afuera, hablando con sus compañeros, con los familiares. No me podía estar quieta. Por la tarde del día siguiente le llevamos al pueblo. Allí está esperando al gran día en el que se juntará su cuerpo con el alma.

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