lunes, 19 de abril de 2010
DESPEDIRME DE LOS RECUERDOS
El viernes estuvimos empacando todos los enseres de mi antigua casa de la calle Los Yébenes, aquella en la que he vivido veinticinco años, donde he visto crecer a mis hijas y de la que me fuí dejándolas ya totalmente independientes para yo seguir mi vida al lado de otro hombre y ocupar mi propia casa, ya que ésta es de mis hijas. Yo solo me quedé con unas cuantas cosas, lo demás se lo repartieron sin ningún problema entre las tres. Me encanta que ellas cogieran las cosas, así se llevarán un trocito cada una de mis recuerdos. La verdad es que creía que me iba a dar más pena, pero ya llevo muchos años fuera de la casa y el tiempo lo cura todo. También estuvo mi nieta y era una delicia como ayudaba; daba las cosas a sus tias y a su madre y así se divertía. Lo más emotivo es cuando me venía y ella me decía sentadita en la escalera: Abuela Pilar quédate conmigo". Es un trocito de cielo. Nunca sabrás lo que se siente hasta que no tengas una nieta o nieto propio, aunque estés rodeado de niños.
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